Aprovechamos para dormir sin límite, desayunamos, leemos, volvemos a desayunar. Lo primero que hemos pensado es ir a la lavandería y mientras se lave la ropa tomar un café. Pillamos un bus y vamos hasta una céntrica. Tomamos un café mientras se la va la ropa. Pasamos al secado y mientras tanto a aprovechamos para hacer la compra. Volvemos la ropa esta empapada, así que le ponemos otro ciclo de secado. Allí hay un argentino hablando de las bondades económicas de Milei.
Al volver, pasamos por otro supermercado para comprar dos o tres cosas que no habíamos encontrado en el primero. Llueve, así que ha sido una buena mañana para hacer la intendencia. Además es el día de la República y están la mayoría de las cosas cerradas, calles cortadas, etc…
Comemos y seguimos descansando. ¡Vaya día de relax!
Por la tarde Vir propone ir al parque de los acueductos. Es un parque grande al sur de la ciudad, pillamos la línea A, pero está vez en dirección contraria. Llegamos al parque, un sitio tranquilo, bonito, muy grande. Podríamos decir que es el equivalente a la Casa de Campo en Roma. Lo único que al fondo se ven trozos de acueducto medio destruidos. El parque es grande, bonito y tranquilo. Damos un gran paseo.
Cuando terminamos el recorrido por el parque hay que volver a pillar el metro, así que decidimos ir de nuevo al centro y dar una vuelta, sin más, sin ir a ver anda en concreto. Paseamos. Vemos el foro de trajano, el monumento a Vittorio Emanuelle, atravesamos la Vía Foro Imperiali, estar cortada al tráfico por el desfile de la mañana, así que podemos caminar por el centro tranquilamente, llegamos al Coliseum, pateamos y pateamos, realmente Roma es una ciudad muy bonita. Cuando nos cansamos volvemos a la casa.
Hemos pensado que en lugar del Coliseo (que ya hemos visto muchas ruinas romanas) vayamos mejor a ver el Moises, gratis y posiblemente sin colas, tenemos pendiente también un par de iglesias como la del Gesú y alguna otra cosa pendiente.