¿Cómo te encuentras?
Espero que bien, yo por lo menos si que lo estoy. Todavía recuerdo como si fuera ayer el día que descubrí tu rostro. No era fácil encontrar chicas como tú por aquellos lugares, esa desnudez con la que te descubrí me dejó tan impactado como el propio Atlas.
Supongo que todavía no te habrás casado, espero que me esperes para realizar el sueño de tu vida, eso sí, te tendrás que mostrar siempre como te conocí, sin ese estúpido velo que tú osadamente te negaste usar aquel día.
Realmente aquél día te tenías que haber venido conmigo, como pretendían tus amigas, esas profanas en estética que se atrevían a llamarte fea solo por no tener marido, mientras me deslumbrabas con tu sonrisa, esa sonrisa inocente que con tu pañuelo azul y tu piel morena hacía que nuestra fantasía nos llevara a un verdadero paraíso y del que nos vimos obligados a volver para despedirnos.
Pero no importa, en aquella fantasía tu fuiste mía y yo fui tuyo. En ese instante en el que los amantes se quedan una eternidad, ese instante que todavía perdura mientras escribo estas letras. Espero verte pronto y darte un beso, ese que tenemos pendiente…
