Segunda película de la tetralogía de templarios zombies de Amando de Ossorio del año 1973.
En esta ocasión la película empieza explicándonos el origen de la maldición en la que los templarios en Bouzano en el siglo XIII. Un pueblo enfervorecido lleva a los templarios que habitan la abadía, para quemarles vivos. El jefe de los templario maldice el pueblo y declaran que volverán para vengarse, por lo que los aldeanos deciden quemarles los ojos, con la idea de que así no les podrán encontrar, aunque vuelvan de entre los muerto.
En la época actual, el alcalde del pueblo (Fernando Sancho), que actúa de una forma un tanto caciquil, a llamado a un especialista en pirotécnica Jack Marlowe (Tony Kendall). Éste ha sido recomendado por la novia del alcalde Vivian (Esperanza Roy), con el cual tuvo una relación en el pasado. Van a conmemorar el 500 aniversario de la quema de los templarios.
Mientras Murdo (José Canalejas), un pobre hombre corto de luces y con deformidades, que es la burla del pueblo, decide invocar la vuelta del los templarios. Al llegar la noche, con todo el pueblo de fiesta, los templarios despertarán.
Después de La noche del terror ciego (1972), esta película es una precuela en la que nos cuenta el origen de los templarios zombies y porque el pueblo quedó desierto.
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