Otra aproximación a la mujer en el cine quinqui es Climax (amenaza en la aulas) de Francisco Lara Palop de 1977 que más adelante intentaría aprovechar el filón abierto por José Antonio de la Loma y Eloy de la Iglesia y realizaría La patría del Rata en 1980.
No sé puede considerar cine quinqui como tal, ya que uno de los factores fundamentales sería el contar con actores naturales que protagonizan sus propias experiencias, utilizando sus modos y jergas para ello. Pero si es una muy buena aproximación al mundo de las drogas.
La película nos cuenta las andanzas de una jovencita, rebelde sin causa, que harta de la hipocresía de su casa, decide buscar y buscarse en otros lugares y ambientes. El padre está preocupado más por su carrera política y en mantener las apariencias que, en que realmente esas apariencias sean reales, por otro lado su madre, ante el poco caso que le hace su marido, ve a un amante a escondidas.
En ese periplo de la mano de una amiga del colegio, empieza a descubrir las drogas y el sexo. Ante la nueva situación, un tanto díscola, de su hija, los padres deciden llevarla a un internado donde con su compañera de cuarto y una de las profesoras empieza a descubrir otras formas de disfrutar del sexo. Pero pronto se harta de la rectitud de su nueva escuela y de la hipocresía, que como en su casa, allí reina y deciden fugarse del colegio.
Se van a buscar a otra amiga que se ha independizado y juntas comienzan una nueva etapa en su vida, ya sin ataduras ni corsés. Ella pronto encuentra un trabajo de modelo en una academia de pintura, mientras su amiga se va adentrando poco a poco en el mundo de las drogas, mientras pasa el tiempo pintando cuadros que luego vende en el rastro.
Su amiga un día le da a probar heroína y empieza un particular descenso a los infiernos en los que pierde el trabajo y lo pasa “el mono” esperando que su amiga llegue a casa con algo de heroína que inyectarse.
Pero la heroína es cara y el camello pronto deja de fiarlas y las ofrece en un club de alterne para que paguen la deuda contraída hasta ese momento. Su amiga se ofrece a quedarse para que ella se salve.
Por otro lado su novio formal, la está buscando desesperadamente y por fin la encuentra para llevarla de nuevo a casa. Pero allí las cosas siguen exactamente igual y ella ya es adicta y no puede dejar la droga. Su padre para retenerla en casa le va dejando dinero, a sabiendas de en que lo va a emplear.
Por el telediario se entera que su amiga ha muerto cortándose la yugular cuando había sido detenida trás varios atracos a farmacias. Finalmente ella decide pedir ayuda a su antiguo novio que estudia medicina y ambos deciden ingresarla en un centro para tratar su drogodependencia.
Aunque la película transcurre por momentos inclasificables a veces pasando de refilón por el cine de destape, con escena eróticas un tanto naif, lo cierto es que al menos en la cantidad de películas hasta ahora visionadas, la primera escena en el cine español en el que se ve a una joven inyectándose heroína, además se muy bien reflejada la caída a los infiernos en el mundo de la droga, así como la hipocresía burguesa imperante en la época, en la que daba igual lo que hicieras mientras no se enterasen los vecinos y se siguieran guardando las apariencias. Algo que no solo se ve relajado con el asunto de la droga, sino también con el amante de la madre.
Curiosa se muestran las consecuencias, del consumo de droga, cuando el hermano pequeño, consume un porro, pensando que es un cigarrillo, con la trágica consecuencia que cae inconsciente en la piscina familiar, añadiendo el dramatismo de que el padre se tiene que tirar al agua a rescatarlo, quedando más preocupado por su imagen pública que por la salud de su hijo.
Como primera muestra todo el protagonismo se lo llevan estas jóvenes adolescentes desencantadas con el mundo que le han tocado vivir, algo así como luego sucederá en El Pico, donde no son jóvenes desarraigados, sino pequeños burgueses (recordamos que en El Pico, Paco es hijo de un Guardia Civil destinado en el País Vasco y Urko, su amigo, hijo de un dirigente abertzale), así que en esta como en la que ahora nos ocupa, no hablamos de chabolismo vertical, ni de zonas marginales, ni jóvenes sin estudios abocados a la delincuencia, sino de gente de buena familia a la que la que el hastío, la falta de comprensión, un futuro incierto o la búsqueda de ruptura de las normas imperantes les hace caer en el mundo de la droga y su rápida evasión.
Más tarde Palop volverá a hacer otra incursión curiosa en el cine quinqui con La patría del “Rata” (1980) otra visión distinta y original que la que nos ofrecen los autores más canónicos del género.