Somo y yo madrugamos. Pillamos un café en el hostel, nos cuentan que o pillamos un expreso o del termo, si es del termo pagamos un café y nos podemos servir la cantidad y las veces que queramos. Así que nos llenamos el vaso del termo con la idea de a la vuelta podernos pillar otro café.
Damos una vuelta por la ciudad. Catedral Hallgrímskirkja, un poco de brutalismo inspirado en las columnas basálticas, dentro es una iglesia fea, sobria, minimalista. No le veo ningún interés aunque sea uno de los lugares más visitados de la ciudad. Fuera nos espera la escultura que homenajea a Leif Eriksson, hijo de Erik el Rojo y primer viajero en llegar desde tierras europeas a América. En alguna parte, lee Somo, que quizás Cristóbal Colón tuvo contacto con viajeros islandeses que le dieron mapas del camino a América.
De allí vamos al Lago Tjörn, el “Retiro” de Reikiavik. Aprovechamos para comentar las comparaciones que siempre se hacen con los sitios locales, como cuando vas a cualquier parque grande en el centro de una ciudad y se compara con el Retiro de Madrid. La verdad es que el lago y el parque son bastante bonitos y lugar agradable para pasear, con un montón de esculturas en cada rincón.
Seguimos caminando y salimos a la plaza Austurvóllur, con casas típicas de madera, que en este caso si son de madera y no cubiertas de un plancha metálica y en el centro una estatua de Jon Sigurdsson, padre de la independencia islandesa.
Salimos al viejo puerto y de allí al Harpa, centro de conferencias y conciertos. Dicen que la acústica es excelente, así que entramos y pegamos algún grito, pero no percibimos que sea tan buena. El edificio es moderno, con cristales en forma de hexágono (lo que ya nos parece poco original). Cerca de allí está la escultura del Viajero del sol, construida para conmemorar el 200 aniversario de la ciudad y que representa el esqueleto de un barco vikingo y simboliza un viaje hacia el sol, la esperanza y la eternidad.
Decidimos ir volviendo hacia el hostel, así que empezamos el regreso paseando por las calles más comerciales, que son las que habíamos recorrido la noche anterior. Cuando llegamos al hostel, despertamos a Ander, desayunamos algo, recogemos y nos volvemos a devolver el coche, ya que hay que hacerlo antes de las 12:00 y son las 11:00.
Cuando llegamos justos a devolver el coche, el sitio está petadisimo de gente. Vemos a una familia de españoles que no para de discutir por que algo les quieren cobrar de más. La familia se desespera ante lo que parece la terquedad del padre. Pero después de mucho discutir y fijarme en los caretos de incredulidad que pone el empleado, le terminan dando la razón.
Después de mucho esperar, nos llega nuestro turno, le decimos que hemos perdido la matrícula, lo que nos costará unos 50€ y el exceso de kilometraje que nos suponen unos 800€ en total. Pagamos sin discutir. Le decimos que nos de la factura y nos dice que ya nos llegará al mail.
Esperamos la furgo que nos lleve al aeropuerto. También hay algo de jaleo porque hay un grupo muy grande que no caben en una furgo y quieren ir todos juntos. Finalmente nosotros tres nos metemos y que ellos se busquen la vida, no parece que este muy bien organizado, hay que estar a la rapiña del que se mete primero. Ander casi se queda fuera.
Llegamos al aeropuerto, facturamos la maleta, vemos a la misma familia discutir porque tiene problemas con la facturación, a nosotros nos vuelven a decir que, la maleta facturada está a nombre de Marcos, pero finalmente al igual que en la ida, la terminan facturando. Nos sobra tiempo, nos vamos a la calle y nos bebemos unos chupitos de tequila de la botella que habíamos llevado y que finalmente no habíamos empezado.
Estamos allí charlando y bebiendo, hablando de estrictas normas de Marcos en los viajes en los que nos dice Somo, no pueden beber antes del vuelo. Finalmente nos metemos al checking, Ander quiere comprar unos souvenirs para su familia, a mi me sobra algo de dinero que cambié el primer día y pienso en invertirlo en unas cervezas para Marcos.
En el paso por los arcos me paran me hacen un control de explosivos o algo así, paso por el duty free y pillo las cervezas, pero hay una cola impresionante, voy con calma, el vuelo se ha retrasado media hora. Cuando salgo de la cola, veo que no. Me pongo nervioso, estamos los tres desperdigados por el aeropuerto y veo que el vuelo va a salir. Veo a Somo a lo lejos así que le sigo nos ponemos a la cola, pensaba haber pillado algo de comida, ya que casi no habíamos desayunado y tampoco habíamos comido. Pero ya me pongo nervioso y decido quedarme en la cola para entrar en el avión, ya no me muevo. Aparece la familia problemática, parece que también están en la cola del mismo avión y tienen algún problema. Los padres se van por su lado y los hijos se quedan detrás de nosotros.
En el avión la familia problemática está sentada delante de mí. Aunque más relajados comentan otros problemas, como que la hija no se case por la iglesia y cosas así. Yo me muero de hambre, pero recuerdo que tengo unas galletitas de chocolate en la mochila, me alimento ese día a base de esas galletitas.
Al llegar a Madrid hace más de 30º, comparados a las 15 que estábamos en Islandia el contraste es alto. Mientras esperamos a que salga la maleta, me fijo a ver si veo a la familia problemática, y sigue teniendo problemas, pero no… parece que en España sus problemas han desaparecido.
Cuando salimos Maya me está esperando en el aeropuerto, llega Kike con el coche, me despido de Somo y Ander con la promesa-amenaza de no vernos en un mes.
Fin del viaje y promesa cumplida.