La segunda película de Mur Oti, llega tres años más tarde de Un hombre va por el camino (1949), con una maravillosa interpretación de Susana Canales, acompañada de Fernando Rey y Luis Prendes.
Emilia (Susana Canales) trabaja en un salón de alta costura y está enamorada de uno de sus compañeros, Fortuny (Luis Prendes) que no le hace ningún caso. Por fin un día promete llevarla a la verbena y ella como no tiene vestido decide coger uno del salón, sin permiso… esto le dará la oportunidad de enamorar a su compañero, comprometerse con él y devolver el vestido sin que nadie se entere. Pero nada saldrá como ella tiene previsto. Él solo quiere encargarle un trabajo.
La mujer es despedida y sus compañeras de trabajo celosas del amor inocente que siente por Fortuny deciden reírse de ella y contratan a un poeta muerto de hambre (Fernando Rey) para que a cambio de algo de comida escriba cartas de amor a Emilia.
Cuando el autor conoce a la susodicha engañada, y ve que su madre está a punto de morir le confiesa la verdad; que Fortuny nunca ha estado enamorada de ella y que ha sido víctima de un engaño.
Solo le queda una solución… y con dicha intención se dirige al viaducto.
Impresionante el plano secuencia final por la calle Bailén de Madrid desde el viaducto hasta San Francisco el Grande bajo la lluvia.