Tercera película de Mur Oti, después de Un hombre va por e camino de 1949 y Cielo Negro de 1941. En este caso un drama rural que por su temática no soporta bien el paso del tiempo.
Un hombre, Juan (José Suarez) llega a un campo manchego, trabajado solo por una mujer, Aurelia (Aurora Bautista). Nadie quiere ayudarla, ni trabajar en dichas tierras, ya que su marido, José (Carlos Lemos) está condenado por un crimen pasional. Y es que “Hay tres cosas que un hombre que lo sea no abandona jamás: la escopeta, el caballo y la mujer. La escopeta es una lástima mirarla, el caballo está cojo y la mujer…
Bueno usted dirá por dónde empiezo.”
Pasan los años y Juan hace que la hacienda prospere, aunque ambos se sienten atraídos, sólo el trabajo y la prosperidad de la tierra les une. Un día vuelve José y al ver todos los progresos solo puede sentir celos, los mismos celos que años atrás le llevaron a la cárcel.
“José, José… Mírame José para olvidar que soy tuya, soy tu mujer, eres el amo. Nadie ha visto de mi piel, más de lo que ha visto el sol.”
“José, ¿de que tiene celos, de mi pelo, de mis ojos, de mi boca, de mi cara?
¿Los tienes?, pues no puedes tenerlos José, tuyo es todo lo mío como tuya es tu alma e igual que te dije que arrasaron los campos que mataras las bestias y tiraras la casa piedra a piedra, arrasa mi pelo y arráncame la boca y quémame la carne para que no dudes más de mi. Y sepas que debo quererte y que te quiero por que soy tu mujer!”
Así intenta Aurelia convencer a su marido de que sus celos son infundados. Pero eso no evitará un trágico final, ya que José decide despedir a Juan y así quitarse el problema de encima, pero precisamente Juan le confiesa que está enamorado de Aurelia y que solo podrá ser de uno de los dos y que él es demasiado hombre para simplemente renunciar a ella… Así que tras en uno de los campos para enfrentarse, ella les sigue y solo un trágico final puede solucionar la situación…