Tenemos billetes para el tren a Pompeya, nos esperan siete horas de ruinas, ya que llegaremos a Pompeya a las 11:00 y el tren de vuelta lo tenemos a las 18:20. Vamos caminado a la Estación de Napoli Centrale, es un buen paseo y seguimos admirando lo bullicioso de la ciudad, la gente, el tráfico y una ciudad que nunca descansa.
Tras un recorrido de más o menos media hora en tren, rodeando parte del golfo de Nápoles, llegamos a Pompeya. Nada mas bajar del tren, como nos paso en el aeropuerto, unas personas nos arrastran hasta una oficina de información que nos dicen que nos llevan a las ruinas en bus y que nos gestionan la entrada. Nosotros ya tenemos la entrada así que nos conseguimos escabullir y mirar con calma desde dónde se accede a la entrada de las ruinas.
A 15 o 20 min está la entrada, así que vamos caminando tranquilamente, siguiendo un poco la estela de otros turistas que también van a la puerta de acceso. Una vez allí, decidimos pillarnos una audio-guía, ya que ni Vir ni yo somos expertos en Roma Antigua, así que nos parece una buena idea y enterarnos de lo que vemos.
Entramos por la parte del anfiteatro y el gimnasio, dentro del gimnasio hay una pequeña exposición-museo con pequeñas joyas de orfebre, cerámicas y los famosos cuerpos calcinados por el volcán.
Vamos paseando por la ciudad, viendo las distintas estancias, nos impresiona la casa de la Venus de la Concha. Hordas de gente nos acompañan y a veces es complicado ver algunas de las estancias con tranquilidad. Pero las verdad es que estamos tan maravillados del lugar que poco nos importa.
Nos da el medio día, e intentamos ir a al bar a coger algún refresco para comer, ¡imposible! La cola es kilométrica y nosotros realmente llevamos nuestra comida, así que nos acoplamos en una calle a la sombra y descansamos.
Después de comer nos acercamos al foro, si pensaba antes que había gente, ahora directamente pierdo a Vir. Es imposible encontrarla entre tanto gentío. Visitamos los distintos templos y nos dirigimos hacía los dos teatros, el grande y el chico. Es una pena porque hay lugares que por mantenimiento, o lo que sea, están cerrados y no te dejan visitarlos.
Visitamos la necrópolis y de vuelta volvemos a pasar por el sector I y IX y vistas algunas de las estancias que por la mañana no habíamos podido entrar. Llevamos horas pateando, así que aunque sea un poco pronto, decidimos salir ya, no nos cabe tanta cultura en nuestro pequeño cerebro, vamos a un bar nos sentamos, descansamos, pedimos una coca-cola y por fin volvemos al tren para volver a Nápoles.
Estamos realmente impresionados, ha sido una visita super interesante y gracias a la idea de Vir de pillar las audio-guías nos hemos enterado de un montón de cosas y aprendido muchísimo sobre la Roma Antigua y Pompeya.
Ya estamos de vuelta en Nápoles y para no volver por el mismo sitio, decidimos ir por el barrio del mercado. Un montón de subsaharianos venden mercancías en el suelo, todo tipo de chucherías, algunas recogidas de la basura, otras baratijas importadas de china, algo de ropa. Pasamos eso zona acelerando un poco el paso, no queremos comprar nada, seguimos y las calles se estrechan, suciedad y abandono es la impresión generalizada del barrio, así que salimos hacia el puerto y nos dirigimos al hotel para descansar de un día lleno de cultura y emociones.
Al día siguiente nos espera un tren a Pisa, haciendo un pequeño transbordo en Florencia. Veo que he pillado el billete de tres desde Napoli Afragola, en lugar de Napoli Centrale. Hay poca comunicación, pero parece que algunos autobuses que salen para allá. Así que tampoco nos preocupamos demasiado. Con ir con tiempo lo tendremos solucionado.
Os dejo algunas fotos de los murales…